Big Data Data Science - lenguaje y comportamiento

Uno de los mayores objetivos de las ciencias sociales desde sus inicios es la creación de metodologías e instrumentos teórico-prácticos para, además de realizar estudios extensos y predicciones fiables sobre todas las dinámicas del ámbito social, poder retratar el momento preciso de la “colectividad humana”.

Este viejo proyecto se ha hecho posible con la llegada del “banco de datos” que forman las redes sociales y la utilización del Big Data y Data Science, con el fin de introducir orden y concierto en la visión coyuntural de una población.

Partimos, como es evidente, del lenguaje. Todo lo susceptible de interpretarse como “datos acumulados y posterior información ordenada” tiene como fuente y vehículo al lenguaje: éste (remitiéndonos a las ideas de algunos lingüistas y ciertas corrientes antropológicas y psicológicas) marca los mismos límites de la materialidad.

«La introducción del individuo en el lenguaje (en el Orden Simbólico) le proporciona unas coordenadas donde ejercerse como tal, también mediante unas fronteras claras para la realidad y la dureza de la objetividad: los límites reales del mundo del sujeto son los de su narración. Más allá del Orden Simbólico sólo está el silencio de lo inexpresable, en el borde de la inexistencia, y que pertenece al reino del inconsciente; que, según el doctor Lacan, también se estructura como lenguaje» (Carrillo, 2016).

Ahora, estamos es un momento donde las narraciones de miles y millones de sujetos se están sumando y cruzando a una velocidad jamás vista en la historia del pensamiento (dado que, en verdad, el fenómeno de la red expresiva o de ideas vivas es el más antiguo y básico de la lengua). Si la noción de red siempre nos ha sugerido el estado o instante preciso de una colectividad o comunidad propia de un espacio y tiempo, nunca antes sus alcances conceptuales han tenido tan profundo significado. Con la llegada de las redes sociales muchas cosas del lenguaje han cambiado, o tal vez se han enfatizado. Incluso los criterios de socialización se han modificado en los territorios de Facebook, Twitter, Whatsapp o YouTube. En tiempos recientes, ese lenguaje (en la faceta de red hecha a partir de múltiples narrativas comunicadas en tiempo real) está mostrando su verdadera capacidad para sugerir un pulso o “radiografía” fiel de los grupos humanos.

En principio, la monitorización de las redes sociales puede proporcionar variedad de claves acerca de la orientación del consumo o las corrientes de opinión, por ejemplo. Pero las herramientas más avanzadas para analizar los millones de datos producidos en todas esas plataformas, como las originadas en el Big Data (muchas aún en desarrollo, como la inteligencia artificial provista de información sobre el contexto), pueden ahondar en la misma arquitectura del lenguaje de origen inteligente. Es decir, poner a nuestro alcance uno de los mayores fines de las ciencias sociales: la imagen (hecha de múltiples imágenes parciales) de lo que está pensando “concretamente” aquel sujeto colectivo articulado a partir de la adición socio-matemática de subjetividades fragmentadas.

Ahondando un poco en esto, tienen importancia los proyectos en Big Data y Data Science que investigan las formas como continuamente se estructura el lenguaje: el “análisis semántico” puede prestar mucha información sobre la manera en que se desgrana la emocionalidad en el discurso humano. Por ejemplo, si éste se torna crítico, dudoso o neutral. En otras palabras, se intenta calcular cómo se refleja intencionalidad en el texto. Pero también puede visibilizar información en base a la clasificación a varios niveles de fórmulas lingüísticas más complejas como la metáfora e incluso el sarcasmo o el humor.

El “análisis de sentimiento” puede ayudar a elaborar teorizaciones extremadamente interesantes a partir de la presencia de expresiones que estadísticamente revelan momentos anímicos específicos, y en relación a datos culturales, demográficos, etc. Por otra parte, el “análisis de sentimiento” podría complementar y mejorar considerablemente las lecturas estadísticas tradicionales. Ya que, si bien la encuesta entrega información clara e interpretable, la emocionalidad humana vertida en tiempo real e intercambiada a gran escala en las redes representa lo que sería una imagen digital en gran resolución del instante fiel e irrepetible del estado de ánimo en comparación con una cámara analógica usada en una fotografía de larga exposición.

El Big Data para explorar los datos surgidos en multitud de plataformas es, efectivamente, como usar cientos de cámaras digitales que, al final, darán un análisis tremendamente fiel del momento vivido por los usuarios; porque puede trabajar con millones de datos que no resultarían abarcables con otras técnicas.

Y con un grado de fidelidad a la realidad mucho mayor que, por ejemplo, los estudios de opinión tradicionales. La razón está, de nuevo, en cómo es y funciona el lenguaje (también en relación al inconsciente): la impresión vertida en el texto con espontaneidad y arrojada al universo de las redes sociales tiene una dosis de verdad (desde la subjetividad de cada individuo) mucho mayor que la registrada en una encuesta, porque ese lenguaje espontáneo tiene multitud de condicionantes de origen inconsciente (donde algunos estudios ubican un elevadísimo porcentaje de toda la causalidad advertida en la conducta [Carrillo, 2016]).

Es decir, los datos acumulados en las redes sociales, por su grado de espontaneidad (algo particularmente útil en estudios de mercado o en análisis políticos), guardan una “imagen” extraordinariamente fiel a la realidad. Pero su volumen creciente demanda el uso del Big Data y Data Science. De hecho, cualquier estudio sobre la opinión o las necesidades en cualquier ámbito productivo u organizacional basado en las técnicas “tradicionales” de muestra estadística tiene hoy la sospecha de sesgada en la simple comparación con el tamaño de la población real, si entendemos por ésta lo que va sumándose a un universo de análisis basado en Internet (donde el concepto de frontera o ámbito especifico se ha redefinido).

Estamos ante técnicas y herramientas con potencialidades totalmente nuevas para responder con gran detalle a las necesidades y demandas de prácticamente cualquier entorno de la vida social, gracias a su capacidad para estudiar variedad de rasgos del comportamiento. El afán de desarrollo de mayores aplicaciones, por lo tanto de mayor utilidad, está presente y recogido en el programa modular de Experto, Especialista y Máster en Big Data y Data Science online de la UNED, incluyendo este interés por lo relacionado con el lenguaje y el comportamiento y su relación con las redes sociales.

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